Por fin!! El libro en nuestras manos, la intrahistoria de su composición y realización bien merece un relato, está hecho pero hoy, en un momento tan especial como es celebrar su edición, no toca, y sí  invitar a su lectura, aunque sólo se vean “los santos”, como se decía hace años cuando se te aconsejaba una lectura en la escuela y preguntábamos si incluía imágenes para hacer mas corta la misma, pues sí lleva un el bloque de fotos centrales, pero a mí, en rigor, como colaborador en la coordinación me es obligado invitar a algo más que echar un vistazo a la portada del libro, realizada por nuestro pintor de cabecera Manuel Sierra, tan cargada de elementos que sugieren la importancia de la labor vecinal, o valorar el cuidado trabajo de enmaquetación de Marga y Alberto.  Mi papel hoy, por tanto,  consiste en animar a la lectura de lo escrito, en los diversos análisis que han hecho los historiadores, Pedro Carasa, Enrique Berzal y Constantino Gonzalo sobre la historia del asociacionismo vecinal con una referencia especial a Valladolid, así como la lectura de la cronología de las sucesivas presidencias de la Federación.

Después este consejo inicial, ahí van tres ideas fuerza que trataron de inspirar el trabajo de investigación histórica y dos preguntas para los intervinientes sobre el tema central del libro, el asociacionismo vecinal, su transcendencia social e histórica, objeto de estudio académico.

La primera de las ideas, un nuevo paradigma:

En una reciente entrevista el cántabro Tomás Pérez Vejo, profesor del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México expresaba su opinión sobre el futuro de la profesión de historiador: «Se podría decir, con una cierta dosis de cinismo, que la supervivencia de la profesión de historiador está ligada a su capacidad para cambiar, más o menos cada dos o tres generaciones, las perspectivas y preguntas sobre el pasado. Una afirmación no necesariamente peyorativa. Mostraría que, como ocurre en el resto de las disciplinas científicas, el conocimiento histórico no avanza solo por acumulación sino también, y quizás sobre todo, por la capacidad de ver las cosas desde puntos de vista diferentes»[1]. Ya el físico, filósofo e historiador de la ciencia, el norteamericano Thomas Samuel Kuhn, hace medio siglo, dejó escrito lo oportuno que era cambiar viejos paradigmas por otros nuevos que cuestionen de manera radical lo que se sabe o se cree saber sobre el pasado. Según Kuhn un paradigma es un sistema de creencias, principios, valores y premisas que determinan la visión que una comunidad científica concreta tiene de la realidad, el tipo de preguntas y problemas que es legítimo estudiar para la búsqueda  de respuestas y soluciones[2].

Segunda idea, el cometido profesional

El sentido profesional de los historiadores invitados: Contar con una notable capacidad crítica para identificar evidencias y utilizar fuentes fiables. Ser objetivo, aséptico y honesto en sus análisis, como participe de un trabajo multidisciplinar  para realizar una óptima interpretación.

Tercera idea, La transitología o investigación sobre la Transición española

El estudio del movimiento vecinal está siendo para la historiografía española actual una vertiente muy sugerente para el análisis en profundidad de la llamada transitología (investigación sobre la “Transición”)[3]. Como expresaba al comentar el tiempo de la Transición en Valladolid Gustavo Martín Garzo que todavía hoy hay más preguntas por responder que respuestas dadas[4]. Sin embargo, junto al relato que apuesta únicamente por la modernización política, social y económica para explicar dicha “Transición”, estos tres historiadores en sus trabajos han venido evidenciando una segunda opción, a destacar, la acción consciente de individuos, colectivos políticos o grupos sociales en protagonizar los cambios en ese periodo.

 

 

[1] Fuente: https://ortegaygasset.edu/descargas/contenidos/02_Perez%20Vejo.pdf. Tomás Pérez Viejo es autor de obras de reciente publicación sobre indigenismo y sobre las relaciones históricas de México y España como Elegía criolla. Una reinterpretación de las guerras de independencia hispanoamericanas (Tusquets. 2010), España imaginada. Historia de la invención de una nación (Galaxia Gutenberg. 2015), Repúblicas urbanas en una monarquía imperial. Imágenes de ciudades y orden político en la América virreinal (Crítica. 2018) o 3 de julio de 1898. El fin del imperio español (Taurus. 2020).

[2] Thomas Samuel Kuhn (1995/2016), La estructura de las revoluciones científicas. Trad. e Introd. de Carlos Sola. México: Fondo de Cultura Económica, p.80ss. (318pp.) Disponible en: https://materiainvestigacion.files.wordpress.com/2016/05/kuhn1971.pdf

[3] Juan José Linz, “La transición española en perspectiva comparada”, en Javier Tussell, y  A. Soto (eds.): Historia de la transición, 1975-1986, Madrid, Alianza, 1996, p. 2l. 2 . En R.Cotarelo,  “Visiones de la transición”, en Revista del Centro de Estudios Constitucionales, núm. 18 (1994), pp. 9-78.

[4] Fuente: https://www.elmundo.es/elmundo/2009/04/30/castillayleon/1241079007.html